Onda: El Museo del Carmen revaloriza la cabeza de un jíbaro


 
La Plana al Dia | Onda | General | 26-04-2012
 

El Museo de Ciencias Naturales de Onda exhibe en sus vitrinas una cabeza reducida de la tribu de los jíbaros, a la que rodean especies de aves que viven en la cordillera andina y que conviven con esta tribu a caballo de Perú y Ecuador.
Es pieza, totalmente real, forma de los fondos que tenían guardados los carmelitas, pero no ha sido hasta estos días cuando el nuevo director, Joan Llidó, ha decidido mostrarla al público para revalorizarla.
En la misma vitrina que se expone la cabeza reducida de jíbaro y los pájaros se encuentra una explicación de las principales características de la vida de esta tribu, la cual, a pesar de ser conocida por esta particularidad, ha modificado sus costumbres.
En una nota de prensa, el director del museo explica que la reducción de cabezas es una tradición ancestral shuar y contiene una gran simbología. Cuando se enfrentan dos tribus shuar por territorio o por otros motivos, el jefe vencedor toma la cabeza del jefe perdedor y procede a la reducción de la cabeza del mismo. El jefe shuar se encarga de hacer la tzantza totalmente solo.
Para la reducción de la cabeza, los shuar primero cortan la cabeza de su adversario. Luego, con un cuchillo, hacen un corte desde la nuca al cuello, tiran de la piel y la desprenden del cráneo, desechando el cerebro, ojos y demás partes blandas, además de los huesos.
A continuación meten la piel en agua hirviendo a la que le añaden jugo de liana y otras hojas, que evitan que se le caiga el pelo y durante quince minutos mantienen la cabeza sumergida en el mismo recipiente.
A continuación, retiran la cabeza del agua, que en ese momento está reducida a la mitad del tamaño original, y dejan que se seque. Una vez seca, raspan la piel por dentro para quitar restos de carne y evitar el mal olor y la putrefacción, y frotan por dentro y por fuera con aceite de carapa.
Después cosen el corte realizado en la nuca para extraer los materiales blandos y el cráneo. También cosen los ojos y la boca, quedando la cabeza como una bolsa, a la que introducen una piedra del tamaño de un puño o el volumen equivalente en arena caliente.
Finalmente, la cuelgan sobre el fuego para disecarla poco a poco con el humo, a la vez que van dando forma al cuero con una piedra caliente. En este proceso la cabeza termina de reducirse. Después, retiran la piedra o la arena y tiñen la piel.
El trofeo o tzanza se elabora para que el vencedor recupere sus fuerzas obteniendo las del difunto, que quedarán manifestadas en el fetiche de la cabeza reducida.

 
Amb la col.laboració de:
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